Sara (Bar literario)

El cuento del nombre (Preludio de lo inevitable)

 

 

Huelo el té para desprender de su cajita tus huellas dactilares. Le paso el dedo meñique; su textura rugosa causa que el saxofón de mi nuca, alborote en mi pelo, tus guantes.

 

La música de lo incontenible, es un tronar de nudillos recorriendo su tono en mis moléculas, destinadas a envolver las canículas de la hierba melindrosa, en unas rodillas de dulce.

 

Placer, despertar, dormir.

 

Divagar en el museo de sensaciones que atolondran mi alondra quebrada.

 

Ayer, una pequeña sonrisa cubierta de helado provocó en mi lengua, el plañir de dientes sobre unos labios que bebían de la cereza, como si fueran mis besos atiborrados de aquella sustancia de almíbar. Era una ella reflejada en mi horizonte. Allá, donde los límites entre el cielo y el agua son un nombre: Celeste.

 

Celeste se refleja en los resquicios de mis tantos nombres, y es ella, el vértice de mis bordes que sobrepasan las conjeturas de cualquier ayer enmarañado en extremos de puentes.

 

Se sienta en un taburete;  sus talones reposan encima del gato negro. Sus talones son esquirlas de ciempiés y el gato el refugio del cual, nunca pudo deshacerse. Pero Celeste, piedad del tiempo acumulada en una bufanda intacta al incendio, mantiene en el lunar de su cuello, el epicentro apocalíptico del volcán lepidóptero.

 

Migra del alfabeto tautológico de un anagrama de mentiras. Contradice a la serpiente de su etimología  y lleva en sus hombros la anamnesis en  relieve de sus muertes.

 

 Guarda en su boina el arpa del mañana. Nunca niega a los cerros que le susurran apócrifos aporemas: resultan en verdades todas las  acupunturas de sus falsos recuerdos.

 

Celeste absorbe en su pecho el amor cayendo a cuentagotas del horizonte.

Se calcina en el crepúsculo la sucesión de flagelos que rebotan en su fósforo, activando el manantial de ritmos acompasados en las monedas de los otros cofres.

 

Híbrido de sombras y luces. Mezcla de flores y montes. Eutimia, atajo del laberinto. Presagio del tiempo soplando en la noche.