Diaz Valero Alejandro José

Cuentos breves, brevísimos (Parte I y II)

PARTE I

 

1.- La vimos toser con la mano en el cuello, nunca supimos porqué murió.

 

2.- Corrió y corrió hasta que por fin la alcanzó. Intercambiaron pañuelos y volvieron a despedirse.

 

3.- Llegó a su trabajo y todos sus clientes dormían. Eso es normal para quien trabaja en la morgue.

 

4.- Supo que eran las seis de la tarde cuando la vio pasar vestida de medio luto y su paraguas negro. A esa hora comenzaba la misa.

 

5.-Llevaba las manos metidas en sus bolsillos y una idea metida en la cabeza. Tal vez todos los suicidas hacen lo mismo.

 

6.- Se levantó de la mesa y dejó el café a medio terminar, allí estaba, aún humeante, pero salado de lágrimas.

 

7.- Sacudía la pierna con fuerza, pero era imposible desprenderse de aquel perro... Era una batalla de un solo mordisco.

 

8.- Dio un solo grito y todos voltearon, Ya no le quedaban más.

 

9.-Empujó su barca con fuerza, y se quedó en la orilla a ver como naufragaba.

 

10.- Subió la cuesta y se desmoronó con ella.

 

 

PARTE II

 

1.- Nunca había tosido de esa manera.

 

2.- Y esa vez fue para siempre.

 

3.- Sólo él faltaba por dormirse.

 

4.- Nunca le importó la iglesia, sólo ella le importaba.

 

5.- Aunque las manos salieron de los bolsillos para actuar, la idea metida en la cabeza siguió allí.

 

6.- Era un mar negro saturado de nostalgias.

 

7.- Y el perro había tomado la delantera.

 

8.- Y no lo necesitaba.

 

9.-Esta vez, él no naufragaría con ella, pues estaba cansado de hacerlo.

 

10.- Nunca pensó que llegaría, ni mucho menos que iba a desmoronarse.


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