ADOLFO CESAR MARCELLO

Blanca y celeste, celeste y blanca...

          En los albores de la Patria Argentina, durante la gesta de la guerra por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se erigía una nueva nación, a costa de miles de vidas de indios, de gauchos; y de soldados con batallas perdidas, con batallas ganadas...

           En ese tiempo de Virreyes, de revolución, cuando el pueblo criollo sentía la necesidad de liberarse de la dominación extranjera. En esa época colonial, existía un abogado de nombre Manuel Belgrano, que por tener una gran vocación independentista, se convirtió en General del Ejército Patriota para defender con gallardía esta tierra bendita. Aquel benemérito prócer, que para exhaltar el patriotismo y para que el ejército a su mando contara con un estandarte que se diferencie del enemigo, creó la Bandera \"blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional\" (como manifestara el hidalgo en su carta al Gobierno Central).

          Que por vez primera, en el crepúsculo de un 27 de febrero de 1.812, fue enarbolada a orillas del río Paraná -  en la ciudad de Rosario (Cuna de la Bandera) -. Lugar donde se realizó la primera jura, con un estruendoso ¡Viva la Patria! que se elevó a los confines del firmamento. Hecho significativo que conmovió y entusiasmó al pueblo Rosarino y a cada soldado de las flamantes baterías de artillería y demás filas allí reunidas; acto que también marcó el rumbo sustentando el derecho irrenunciable hacia la emancipación.

          Ese mismo día (por orden del Gobierno), con un gran júbilo en su alma, Belgrano partió de inmediato para hacerse cargo del Ejército del Norte, a fines de reorganizarlo; por lo que no tomó conocimiento de que el 3 de marzo de 1.812, el Triunvirato le ordenaba desechar la Bandera por él creada y que la reemplazara por la \"rojigualda\" que se le había enviado, por razones de política internacional (aun se dependía del gobierno español).

          Pero, ya estaba \"escrito en el destino\" de que la insignia Albiceleste tenía que permanecer como el \"símbolo de la libertad\" - o símbolo militar -  para alentar el espíritu de los patriotas.

           El 25 de Mayo de 1.812, Belgrano se encontraba en Jujuy al frente del Ejército del Norte y celebró el segundo aniversario de la Revolución de Mayo con un Te Deum en la iglesia Principal, donde se efectuó la Bendición de la Bandera, que momentos después flameó airosa por segunda vez entre salvas de artillería y la música propia de las campanas que repercutían, en las imponentes montañas que rodeaban el valle jujeño. El General, ignorante de las órdenes del Triunvirato, presentaba la Bandera de su creación como nacional, diciendo con vehemencia que la misma: - \"ya os distingue de las demás naciones del globo...\"

          Por lo que el pueblo (que honrara después a la Bandera con el éxodo Jujeño) y ejército allí congregados, respondieron al unísono: - ¡Viva la Patria! (con el fervor que correspondía). Sellando así un juramento de \"sangre\" para defender el Pabellón Patriótico (sangre que fue derramada meses después en la decisiva Batalla de Tucumán-  que se libró el 24 y 25 de Septiembre de 1.812 -  y que el propio Belgrano ganara).

          Aunque existe la duda sobre si la primera Bandera, tenía una franja blanca arriba y otra celeste abajo; o blanca, celeste y blanca...¿que puede importar? Si la actual Enseña Argentina, indiscutiblemente está basada en la Bandera creada por Belgrano, quién nos dejó tan importante legado y páginas de gloria en la historia.

          Blanca y celeste, celeste y blanca, con un sol amarillo oro en el centro; emblema de nuestra Patria y de nuestra Libertad Civil, fueren los que hayan sido los motivos que originaron sus colores y formas, Dios dispuso que sean los colores divinos e indelebles del cielo.



Adolfo César (NAZARENO)