Murialdo Chicaiza

Nocturno Siempre

Es una pena que la noche esté de negro

salpicada de luceros y distancias.

Que nos invada la pequeñez

y nuestras grandes desgracias.

 

Es un misterio que estemos errantes

a millones de años luz de la nada

y nos quede sino querer abrazos:

el milagro de los cuerpos amados.

 

Es un delirio darse cuenta del silencio:

viejo sabio que nos trasmigra,

nos despierta, para que miremos la aurora

de este amanecer soñado por ilusos.

 

Es un asombro que podamos levantarnos

para mirarnos a los ojos y a las heridas.

Resucitar sin la ayuda de los ángeles,

seguir flotando con nuestra casa a cuestas.