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Éxtasis.

Hoy no sé;
me dejo ser.

Penetras en mi pésima escritura;
sale sola una penumbra de ideas:
el umbral de una mente podrida,
condenada y hecha trizas
por la vida.

Hedionda atmósfera que hace arder
las entrañas de un corazón coagulado y hecho hueso,
tirado en el rincón de la duna noctámbula, yerta y gris:
el alma hambrienta.

Hoy no sé;
me dejo saber.

Sin trabas ni pesadumbre de social pesadilla,
las palabras se atesoran en la mente.
Arte conceptual y liberado,
no arte; ¡esencia!
Alma pura zafándose de su traje y su amargura poética,
rompiendo la muralla acreedora del éxito y la fama,
barata fortificación enmascarada.

La pureza me hace caro y deseado,
como un verso blanco
en un abismo de odio hecho plaza
en los albores de la no vida
de la incertidumbre humana,
la corrupción urbana
del alma.

Hoy no sé
si sé,
si puedo saber,
si quiero saber,
si quiero ser.

…Sigo.
¿Vivo?