ALVARO J. MARQUEZ

DIFÍCIL NAVIDAD

"El día de hoy tiene otro color/ siento en mi vida sus huellas,/ cuando brindar por el amor/ es lo mismo que brindar por ellas".


Ojalá se pudiera olvidar de un modo sencillo,

pero no dejan en nuestro cielo de tener brillo

aquéllos que su luz se encargaron de dejarnos.

Seres humanos que como todos vienen y van,

pero queremos imaginar que ahí donde están

todavía pueden y también quieren abrazarnos.

 

Todavía nos recuerdan como nosotros a ellos,

pesan más los instantes dulces, los más bellos,

los momentos que en nuestra vida dejan huella.

Recordamos y en ocasiones la nostalgia nos reta

a buscar sus brillos en la cola de algún cometa

o en la luz viajera que nos llega de una estrella.

 

No es fácil decir “feliz Navidad”, las emociones

en ciertas circunstancias no están en condiciones

de emanar con toda la pureza del alma, de fluir,

porque la tristeza por asalto de pronto nos toma

y alguna lágrima que con toda la razón se asoma

no nos deja como quisiéramos justo hoy sonreír.

 

Ahí están con nosotros, aunque a la vez no estén,

con el pensamiento logramos abrazarlos también

y con eso permitimos que sigan siempre presentes

y para escribir que recordarlos nunca está demás,

yo solamente tengo que mirar un poco hacia atrás

y en la esencia que me dejaron están mis fuentes.

 

Este año se me fue Keyla, una mujer inolvidable

y se me fue mi madre y olvidarla no es probable,

tuve un 2012 opacado por el dolor de dos lutos,

aunque ellas eran mujeres lejanas y muy distintas,

no caben en mi alma en este día las medias tintas,

mis sentimientos por ambas son reales, absolutos.

 

No puede haber para mí hoy una feliz Navidad,

eso iría en contra de mi esencia, mi personalidad,

pero tampoco deseo que me sientan ahora triste,

porque la gran influencia que cada una me dejó

no voy a decir hoy en tiempo pasado que existió,

está muy dentro de mí y por lo tanto... existe.

 

Feliz Navidad pues, la tuve estando ustedes

y en momentos así como éstos ya no puedes

retroceder y darle paso al dolor, a la tristeza.

Ambas llenaron espacios grandes en mi vida,

quiero creer que Dios las protege, las cuida

y es al final eso, justo lo que más me interesa.