MARTHA ALBÁN

¡OH MI NIÑO JOAQUIN!

 

Has llegado a nuestras vidas, ¡Qué alegría!.

Tan dulce, tan tierno, tan suave, tan sereno.

Tu mirada, tu sonrisa, tu enojo, tu dulzura.

Significas tanto divina y sutil  criatura.

 

Cristalizas nuestros sueños de ventura,

Por tenerte, por amarte, por cuidarte.

Tan frágil, tan pequeño, tan hermoso,

Cuando ríes, cuando lloras cuando juegas.

 

Nos alegras y embelesas los momentos de tristeza,

Tu presencia nuestra casa  ha bendecido.

Tu inocencia nos invade de ternura,

Con albricias no dejamos de adorarte.

 

Pues la miel de tu sonrisa es el néctar,

Con que endulzas  nuestro hogar.

Tu alimento lo recibes con ansia infinita,

Benditos son los días en que te vemos crecer.

 

Sanito, robusto, alegre, travieso  y feliz,

Cual rayito de luz, iluminas el sendero

De tu crianza,  para que así, el día de mañana,

                            Enorgullecernos por tener a un hombre de bien.