DELICADA ABRIL

UN HADA EN TU VENTANA

 “Nunca se da tanto como cuando se da esperanza"

FRANCE, ANATOLE

 

Entristecida y cansada de volar  se  posó sobre aquella ventana, empapada por la lluvia  se acurrucò  sobre  la cornisa, mientras aquel hombre enternecido la miraba; ¡Pobrecita!  lo escuchó  murmurar mientras cauteloso  hasta ella se aproximaba, la  vio  tan frágil, diminuta  y así toda mojada, colmado de  ternura y  dulzura  abrió  de par  en par las puertas de esa ventana, con sus  manos le dio calor, acercándola   hasta la tibieza  de su pecho. Activando así  un indescriptible ardor en el alma y en el entumecido corazón de aquella  hadita alada.

 

Día a día  aquella  hada regresaba y muy  discreta en frente de aquella ventana revoloteaba; con un extraño deseo de verlo  a través del aquel cristal, solo eso deseaba,  el  persistente aleteo de sus  alas   lo hacían conciente de  su  silente   llegada,  ella  disimuladamente  zigzagueaba hasta quedar justo enfrente de aquella  mágica ventana, a la cual cabizbaja pero muy emocionada se acercaba. Allí está  ella de nuevo,  envuelta en su timidez con sus alitas plegadas, ha viajado desde muy lejos solo con la ilusión de pararse en el pretil  de esa ventana.

 

En ese momento  de nuevo llueve  y  sus alas están mojadas, solo espera que  él aparezca y  abra su ventana y  que con lo tibio de su aliento seque sus humedecidas alas, que la pegue  a su pecho y la envuelva en su  cautivadora  mirada, llene además  su cuerpecito de tiernas caricias,  mientras se  apaciguan  esos temblores que la recorren hasta la puntita de sus alas;  abrigándola con sus brazos mientras le dice  así muy calladito  al oído  que  ya la extrañaba.

 

Pero hoy esa ventana estaba extrañamente cerrada….Esperó por horas  a que apareciera ese del cual ya intuía estaba enamorada; se durmió recostada en esa fría y dura cornisa,  cuando entre sueños, sintió que unos tiernos brazos la alzaban para después sobre algo suave recostarla, mientras  amorosamente una manos la arropaban, sintiendo además que unos tibio labios  rozaban  cálidamente cada una de  sus alas.

 

El había descubierto ese idioma oculto del aleteo de sus alas,  sabìa que esa  delicada hada  ya no se consolaba  con solo llegar hasta tu ventana;  deseaba  quedarse a dormir  para siempre allí junto a Èl, acurrucadita  entre sus brazos  y en esa cama; por ello esta vez  abrió de par en par otra ventana ... La dejaría posarse para siempre  en su alma.

 

 

“Lo esencial es invisible a los, ojos se ve con el corazón

” El principito"