david valencia tobon

Sólo ella.

 

Vuelvo al amor….

¿cuando no lo he hecho?

 

Una vez más con el torrente del pasado

y el presente que provoca huellas interminables,

en mi pecho, en mis manos.

 

Cansado pero no saciado llevo las delicias

de tu lengua sobre mi cuerpo.

 

Y no les quiero poner fin, no quiero frenar 

emociones, alucinaciones.

 

Me toca los ojos con tus dedos,

con tu rostro, con tus pechos…vuelvo a sentirte.

 

La oscuridad es una venda que no impide  tenernos.

Mí rostro en tus pechos, tu lengua en mí cuello.

 

La oscuridad no me impide verte, la penumbra 

no hace que nos olvidemos de lo que somos ahora

y siempre.

 

Es sólo un espectador  que con sus delicadas manos

nos hace tinieblas corpóreas, que aunque oculta nuestro ser

nos deja ver con el tacto los deseos a conocer.

 

Nuestra hermana oscuridad nos posee,

nos atraviesa el alma,

nos  hace tenernos a tientas entre sus palmas.

 

Tu y yo, nos tomamos, nos compenetramos,

nos fundimos en la noche opresora de embrujos

y efluvios de lujuria.

 

Tu y yo en el luctuoso nocturno de los corazones

desnudos teniéndose, sosteniéndose con los gemidos

y lamentos de nuestros sexos, que no se apartan por un segundo,

por un momento.

 

Nos vamos consumiendo a  dentelladas,

nos vamos ahogando entre las sábanas,

nos vamos caminando en el  borde de la penumbra

que nos obsequia otras horas  para tenernos, como siempre y ahora.

 

© D. Valencia. Reservado todos losa derechos de autor.