En las largas caminatas de rutas que invaden mi mente, ¡todas! me llevan a ti… Miro al suelo buscando las semillas de esperanzas que dejó sembrada tu esencia, e invade a mi alma la nostalgia y me llena de vacio y soledad. Miro los días que pasan raudamente y el manifiesto de tu ausencia se escurre entre brisas, nace en mi pecho suspiros cristalinos que por las noches bañan mi cara.
Como árbol arraigado en mi pecho
cuelgan los recuerdos en mi alma
tus raíces invaden mi cuerpo
y tu recuerdo se mece en mi almohada
Y... te pienso en el silencio del crepúsculo
me desviste la tristeza que me embriaga
irrumpe el sollozo en mis ojos
repujando la locura en mi estancia.
Y se agolpa tu recuerdo transeúnte
cayendo como cúmulos de añoranzas
desaguándose en torrentes de lágrimas
apretando e invadiendo mi alma.
Y suspiro entre la vida y la muerte
despertando en mi los pensamientos
hilvanando costuras en mis llagas
hasta que el sol anuncia la mañana.
Y.. paseas por la abertura de mis pupilas
mientras mis ojos contemplan ¡tú! esencia
me bebo despacio tu boca
por la comisura entre abierta de mi boca.
Te quedaste como árbol envejecido
con raíces arraigadas en mi pecho.