Hugo Emilio Ocanto

Un ebrio desesperado

Se levanta el telón.

Una habitación increíblemente 

sucia y desordenada.

Botellas vacías sobre mesa

y piso. Un pequeño ropero

con su espejo roto.

Una cama.Sobre ella,

Néstor acostado casi

totalmente desnudo.

42 años. Se reincorpora

quedando sentado al borde la cama.

Mira al frente con mirada absorta

Distante , perdida...

¡Paula, Paula!..

¿venís o no venís,

dónde diablos estás?

¡dame un trago, un trago para seguir

marcándome la vida 

con angustia y desesperación!

Todos ustedes han de estar

riéndose de mí...

y yo me río de mi vida

¡Paula, te digo que vengás!

Te llamo y te llamo...

y no venís...

¿por qué? ¡atrevete a presentarte,

después, al final, siempre

salís diciéndome que soy

un loco borracho!... ¡siempre!

¡Pero no te das cuenta

que mi desesperación

es por no tenerte!

A vos, ni a mis hijos, ni a mis padres...

¡Todo me lo quitaste,

todo quiero volver

a recuperarlo pero vos

no querés hacerme caso! Paula,

traeme más alcohol... Más bebida.

¡Mi vida, la única compañía,

me decís que desvarío

que tengo la culpa

de todo lo negativo que nos pasó!....

¡Sos vos la que estás loca,

devolveme todo

lo que me sacaste!

¡Devolveme todo lo que

decís ya no me pertenece!

Todos éramos felices...

¡pero ahora ya no tengo nada,

por mi culpa me decís!...

Por mi culpa...

¡Soy adicto al alcohol me decís,

qué se yo!...

¿qué sabés vos lo

que es la soledad?

El desamparo...

¡Paula, vení te digo!

¿dónde tenés escondidos a mis hijos...

siguen yendo a la escuela?

¡Contestame, ¿te creés que estoy loco?...

¡Paula, vení Paula...

cuánto tiempo hace

que me has abandonado!

Y yo aquí... solo y sin nadie...

¿dónde está el alcohol?

ni siquiera del puro tengo...

tengo hambre...

tengo sed. ¡Alcohol para apagar mi sed!

Y no tengo nada...

ni familia, ni pan, 

ni bebida... ¡Paula, ¿venís o no venís?

¡No tengás miedo,

no voy a volver a pegarte...

me cortaría las manos

antes de volver a hacerlo...

¡Paula, vení o te destrozo

la cara a trompadas,

vení te digo!

¿dónde están mis hijos?

Me dejaste aquí abandonado


como a un perro sarnoso.

Estoy sin empleo,

sin dinero, sin mis hijos,

sin vos, sin comida, sin bebida.

¡Paula, no seas desgraciada

y vení cuando te llamo...

cuando vengás te voy a trompear!

Todas estas botellas vacías...

ninguna tiene nada, ni una gota.

¡Paula, traeme una botella,

ya que no querés estar

conmigo, mandame esa botella te digo!

Loca estúpida, te pensás que estoy

loco, y no querés hacerme caso...

Me quitaste todo lo

que ahora no tengo,

y tampoco me das el gusto

de traerme una botellita de vino,

aunque sea...

¡Pero me las vas a pagar,

te voy a desfigurar la cara

cuando te agarre!...

¡mala, mala, mala!...

¿por qué me torturás

con tu ausencia y la de mis hijos?

Traeme un pedazo de pan

y un poco de alcohol.

¡Un vasito aunque sea,

lo necesito!

Lo necesito para poder seguir viviendo...

¿viviendo feliz? ¡No, viviendo en mi

desgracia y en mi soledad!

Paula... traeme a mis hijos...

¿no te dás cuenta de mi angustia?

No seas mala...

¡Vení te digo!...

Qué silencio que hay en este tugurio.

¡Música, quiero música para

alegrarme el alma!

Música... pero no tengo radio...

nada para que apague este silencio sepulcral...

¡Paula, vení a acompañarme,

y traeme a mis hijos!...

( Camina por la habitación. Se detiene.

Toma una botella. Vierte en un vaso... nada.

No tiene alcohol. Se sienta en una silla

destartalada. Apoya su cabeza sobre la mesa,

y se pone a llorar amarga y desconsoladamente.

(Telón baja lentamente)


Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 05/12/2012)