En tu sonrisa esta mi atardecer, preciosa,
Mi ocaso nace cuando te doy un beso,
Tus caricias son mis noches dolorosas,
Tu perfume es el mal que yo deseo…
Tu regazo se ha convertido en mi sosiego,
En tu almohada están mis pensamientos,
Por tu dulce amor ahora soy ciego,
Que ama tu alma y tu silencio…
Un silencio que es mi fino karma,
Por ser yo autor único de tu silueta,
Que te desplazas por mi nula cama,
Haciendo que mí dulce sueño se pierda….
Pero no perderé mi fiel compostura,
Por el inhóspito ardor de tu pasión,
Que calas en mi vientre con premura,
Haciendo un solo fuego entre los dos…
Un fuego que no conoce de barreras,
Un fuego que es la llama entre las llamas,
Un fuego que se enciende por tu espera,
Un fuego que la muerte no apaga…
Una muerte (la mía) que esta en tu suave caminar,
Alas negras que cobijan mi ensueño,
Que eres tú mi bien, mi despertar,
Anegando mi luto eterno en un beso…
Mi beso que nace en tu cabello con aromas,
Mi beso que inunda la pasión de nuestras horas,
Mi beso que colma la dicha que tanto imploras,
Mi beso que se ha convertido en perfume de tus rosas…
Mi rosa estremecida, eres tú en mi llanto,
Y con llanto riego cada pétalo dorado tuyo,
En cada lagrima te envío un “te quiero tanto”
Y en cada sollozo un “te amo con mi amor puro”…
Y tú pura presencia amada de mi vida,
Es la dicha que colma mi existencia vacía,
Es la calma serena que mi pecho anida,
En un verso de amor que por ti yo haría…
Y de verso en verso y de prosa en prosa,
Tu mi musa has hecho de este hombre poeta,
Que inspirado en tu beso, tú piel y tú aroma,
Haces que mi alma en lira exprese lo que sienta,
Eres mi amor mi luz mi estrella, eres la musa mía perpetua…