Sara (Bar literario)

Canción de las ranitas

Yo no sé del azul cantando una nana

cuando tu voz es la crema

regándose en mis ansias

de ser la mermelada,

en tus distantes mañanas.

 

Juegas a adivinar mi amor

y mi amor es la risa esquivando

la roja acidez de tus papayas

/Y no es un juego amar/

pero amar sin atarnos

en la fresa rancia de una palabra

es la mejor manera

-de no amarnos-

y ser los dos, el tiempo perfecto

de ser amor

amasado en la alacena

congelado su espumilla

/en dos, tres intentos/

por ser tú y yo

el tiempo perfecto

-de ser amor-

sin llegar a serlo.

 

Porque nuestro azul

es la canción sentenciosa

un jurado –una nota-

los “pieces” nadando

al séptimo día

en la piedra

agrietada por el diamante

en una treta riesgosa.

 

Amor

somos el tiempo perfecto

de amar sin amor

para tocarnos

fundirnos

en el río sabatino

y resucitarnos

-Con todas las ancas-

en la gloria invisible

de un domingo

para amar sin amor,

en cualquier tiempo.