carminha nieves

ERES MADRE, TAMBIEN

 

                                              

 

Despierto, levanto la persiana,  una niebla densa cubre todo, como humo de una gigante hoguera, estoy sola, en medio de nada. Me están llamando para desayunar, vuelvo a mi habitación, sin darme cuenta estaba en medio  de ella. Paso por el baño, agua fría en mi cara, abro los ojos lo más que puedo, pienso “estoy viva.” Termino de arreglarme, para ir sentarme a la mesa.

Huele a café recién hecho e a pan  caliente, delante de mí al fondo del salón, por la ventana del balcón, miro de nuevo la niebla densa.  Desde que  tuve que salir de mi casa, por las mañanas, pienso en los que quedaran. ¿Cómo estarán? Nada me dicen, se por terceros, que un fue operado, otro hizo oposiciones, un coche tenia un neumático estropeado, así como el cuadro eléctrico. Otro tiene una cena, miles de cosas, que no sé.

Contestando a mi compañero, vuela mi pensamiento al otro lado de la niebla. Dolorida, triste, pienso que quise  estar presente antes de la operación,  solo lo supe  un viernes e que la operación era martes, aun he preguntado, donde seria, a que horas, ¡no sabían! Nada más, hasta que  por una llamada de teléfono martes a las nueve e media  de la mañana  supe que ya había sido hecha e que todo estaba bien.

Comenté que iba a la residencia a ver el enfermo. No que no valía la pena, que estaba en el recobro,, mas tarde que estaba sedado e durmiendo, así paso el día e no pude ir. ¡Yo, que soy la Madre!

Me  he tragado sapos vivos, nerviosa, tensa, preocupada.

Al día siguiente fui, nadie me lo podía impedir, ¿que es esto?? ¿Donde llegamos?  ¿Que pasa con la gente?

Tomando el café con leche de espacio, me he dado cuenta que había dejado que me  volvieran en algo insignificante.  Entonces , resolví, ser yo, implacable, coger de nuevo mi sitio, mis cosas, lo que es mío sin dar explicaciones, basta ya de tanto, humillar, de dejar que  hagan de mí e de lo que es mío, que tanto sudé para tener, estar  a ser gozada  por quien no sabe distinguir, el correcto del incorrecto.

Volví al presente, cuando mi amigo comentó, que quizá no me viera desde abajo para decirme adiós con la mano. Miré de nuevo por la ventana e la niebla  estaba levantando, era hora de salir del nada e empezar un nuevo día.

Salimos de la mesa, el se fue para su trabajo, le fui a decir hasta luego, un saludo le mandé por la ventana por detrás de los cristales, hacía frio para abrirla, me saludó  con la mano e desapareció  en la curva de la carretera.

En la cocina estuve adelantando la comida, hablando conmigo misma, sin pensar, cojí el teléfono, para llamar a quien me ha puesto de lado, para que tuviera cuidado con el frio….

Vine al ordenador e como testigo de lo que paso, dejo en letras, que atraviesan el tiempo e la distancia mi sentir amargado, por nunca haber pensado que las Madres son lo que son. Esclavas, de sus sentimientos.

Oporto 28 de Noviembre de 2012

Carminha Nieves