Hugo Emilio Ocanto

Promesas que se las lleva el viento

Un casi sofocante calor

hay esta tarde.

Del lado sur viene un fuerte viento

que me reanima la temperatura

de mi cuerpo.

Mucho he caminado,

para poder mantenerme

en forma, y bajar unos

kilos que de más tengo.

La verdad es que ya he

caminado unas sesenta cuadras,

y estoy satisfecho de hacerlo.

Me siento a descansar

y tomar mi último

medio litro de agua que me queda.

Contemplo las hojas de los árboles,

y el color de las flores

diseminadas por todo el parque.

Y como todos los días,

siempre me siento en el mismo

banco que durante tantos meses

hemos tú y yo ocupado

en el tiempo que juntos estuvimos

como los amantes perfectos.

Esos meses en los cuales

proyectamos nuestro futuro,

con promesas de amor,

con palabras...

Palabras y promesas de amor

como nos hacemos siempre los enamorados...

Sobre todo cuando se es joven

y sentimos el fuego y la pasión

del amor...

Fuiste en aquella época por unos días

a casa de tus abuelos

en Córdoba, junto a tus padres,

con los cuales viajaste.

Hoy es un domingo diferente,

porque no he de verte, en este tiempo presente.

Me invitaron a ir con ustedes,

pero tareas particulares

me impidieron esa vez,

aceptar invitación.

Estos son hoy los recuerdos

que a mi mente vienen,

ahora, en este preciso momento,

después de haber transcurrido

veinte años...

Veinte años han pasados ya...

Cómo vuela el tiempo, los años...

Se nos van, casi sin darnos cuenta...

Cuando más grandes somos,

más rápido se nos van los años...

Y pienso, ahora, después

de todos estos años,

en las promesas que nos hicimos.

Están ahora aquí, en el parque,

en el aire, en mi mente,

en mi corazón...

Promesas, tan solo promesas...

que no pudimos realizar...

Yo me casé con otra, mi mujer...

Y tú te casaste con otro...

Desencuentros de parejas.

Destinos opuestos a los proyectados.

Las separaciones a veces

se justifican. Otras se deben

tomar como una jugada del destino.

A veces las separaciones, aunque

solo por días sean,

te cambian el rumbo de la vida,

de los sueños, de los proyectos...

Sí, las pequeñas ausencias

también te hacen cambiar

los sentimientos del alma.

Están a veces las opiniones

de los padres,

de ella o de él.

Esa chica no te conviene porque...

Ese muchacho no te conviene 

porque aún no se ha recibido,

no tiene ningún título...

Ese fue mi caso.

Indujeron durante una breve ausencia

a cambiar los sentimientos...

Los tuyos, hacia mí...

Y hoy yo, recordando un pasado

de promesas de amor

que no se concretaron...

Pero he sido muy feliz

en mi matrimonio, y tú en el tuyo...

Tal vez este banco,

me ha hecho recordarte,

una vez más... como casi todos los días...

Claro, fue nuestro primer amor,

el tuyo y el mío...

Me siento hoy muy nostálgico,

y a cierta edad, los recuerdos,

las promesas, te vuelven a la memoria,

promesas que hoy, se las lleva el viento...

 Tú continuarás con tu vida,

y yo con la mía...


Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 26/11/2012)