Osber

Muy privado

En un cuarto de azotea
mis temores me persiguen tras las sombras.
Desde el techo se deslizan hasta el fondo
de mi esencia (y mi demencia).


Vasos llenos, plumas secas
y los trozos de un poema agonizante
son vestigios de ese miedo indefinible
que a la medianoche se aparece
y me destapa.


Ya no quiero cobijarme de ilusiones pasajeras,
ya no ansío irme corriendo tras la tarde,
ya no espero consumirme entre las brasas
de un recuerdo aterrador
que en la distancia
siempre moja mis caprichos y me empapa
sin ser lluvia
sin ser sueño
sin ser nada.