Hugo Emilio Ocanto

Mi corazón late clamando tu presencia

No tienes idea de lo que

hoy siento por ti.

Tendría que remontarme al pasado,

y recordar todo lo que yo sufrí.

De joven me quedé sin mis padres,

sin mis abuelos, sin mis hermanos...

Me enamoré y me uní a ella

por dos años, y después, nos separamos.

Conocí después a una mujer mayor que yo,

cuando tenía veintiseis años,

convivimos un año, y nos separamos.

Lo nuestro no fue amor,

fue solamente deseos de fregar

nuestros cuerpos mutuamente.

Y después, el olvido,

hasta el próximo encuentro.

Y así una, después otra, y otra...

No me creo un Don Juan.

Solo un enamoradizo del amor.

O tal vez un ser que me atrapa el sexo.

 Y ahora, a mis treinta y cinco años,

te conozco a ti...

Y tenlo por seguro:

mi vida es otra.

Mis vivencias son otras.

Mi personalidad es otra.

Mi suerte... mi mentalidad.

Tal vez hoy esté pagando lo que he hecho.

Para bien o para mal.

Cuando me comentaste de tu problema...

me di cuenta de que por lo que 

yo pasé, no fue nada, comparando tu problema.

Quiero ayudarte, y al mismo tiempo,

acompañarte, y que me acompañes.

No es como tú me dices que en mi vida

todo ha sido tristezas...

O tal vez tengas razón...

Pero a pesar de tu problema cerebral,

quiero estar contigo,

y que juntos andemos por la vida.

Cuando pienso en mi pasado,

y palpo la realidad de mi presente,

noto la diferencia de lo que fui

y de lo que soy.

Lo favorable en mí en este momento,

es el de estar a tu lado.

Y que no por tu salud te sacrifiques

en no estar tú al lado mío.

Tienes tu familia; yo no tengo a nadie,

y me siento parte de ella.

De tu familia y de ti.

Me dijiste que me inspirabas piedad.

Estás equivocada. Lo mío es realmente amor.

El que tal vez nunca he sentido.

Ahora así es, y permíteme estar en tu vida.

Me acompañarás en mi soledad,

y yo te acompañaré a ti en tu corazón.

¡Qué difícil a veces es congeniar sentimientos!

Sentirse acompañado y amado.

Muchas veces comentaste que

te sentías sola. Yo te ofrezco

mi compañía para siempre.

Olvida mi pasado.

Vivamos el presente.

No siento piedad por ti, es amor.

Si sientes lo mismo, como tantas 

veces me confesaste,

no desaprovechemos esta oportunidad

que nos da la vida.

Acéptame, como yo te ofrezco

este, mi amor...

Hoy, como nunca, tengo muchas

ganas de encontrarme contigo,

porque mi corazón

late clamando tu presencia.


Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 22/11/2012)