Yolanda Melo Daza

La luz de la vida

Distinguida caminas

con movimientos de danza,

vestida de raso y seda

y el rojo de la aurora;

combinada  en púrpura

de lirios acuáticos.

 

Buscas la noche

para lucir glamurosa,

la luna trasluce tu silueta

 a través de tu atuendo,

en raso confeccionado,

y sombrero de ala ancha

forrado con   negro encaje

y largos guantes de seda.

 

Te ves como te nombran,  

por tu forma de vestir,

elegante y distinguida,

tu mirada arrastra el frio,

y tu sonrisa el miedo,

tu eres la catrina.

 

Con pasos complicados

por calles empedradas

te designaron este día

para no regresar sola;

llevas en tus manos

las velas titilantes

que miden la vida.

 

Gimiendo una melodía,

No tocas la puerta solo abres

alguien ya te espera,

te muerdes las uñas, pensativa

triste caminas alrededor

de ese lecho aún tibio

 

Las personas te  perciben,   

el frio cubre el cuerpo

 atraes el alma y  la tomas,

tarareando las golondrinas

te llevas el alma,

y el cuerpo se queda

purificándose en lágrimas.

 

 Otra vez tus pasos

complicados regresan

por las calles empedradas,

por ahí otras almas esperan

impacientes en tu carruaje,

se marchan con el alba,

se resignan a su destino,

 

la faz de la luna sin brillo

se mimetiza en las nubes; 

cumpliste la misión esa noche,

pronto regresaras al valle dorado

de las titilantes velas que terminan

 los caminos y veredas de otras vidas.