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Únicas pasan...

 

Únicas pasan; estemos atentos.

Pues mucha es la pendiente, cual empuja

haciendo, que lleguen a deslizarse

raudas, las perlas, por el sumidero:

las perlas temporales que gotean,

desde los múltiples senos maternos

del gentil universo.

 

 

Únicas pasan;

cada una de las circunstancias,

valen y pasan,

disponiendo sólo de un tiempo.

 

 

   ***   ***

 

Igual que sólo hay un cielo

o que La Biblia fue escrita,

el suelo de hoy, suelo consistente,

no siempre tiene solidez o es firme,

es relativo su espacio solvente.

Su adherencia es fugazmente evasiva.

 

 

Quién conoce el mañana,

el más tarde o después.

Quién sabe si aguarda

otra página interesante,

más allá de la que hay,

aquí, ya mismo por leer.

 

 

Porque el mañana puede sobrevenir;

pantanoso, sumido en neblina.

O ya pegado a un arácnido hilo,

de una tejida red, que atrapa y lía.

 

 

No desestimo ni un tiempo de cama,

de sábanas caídas, enredadas,

de cojines mojados silenciando gemidos.

Con la lumbre de velas ya hecha cera,

al derretirse el porte vertical

de origen, junto a las risas cómplices

y el diálogo de manos, que entre juegos,

no saben ni de horas ni de días.

 

 

Porque un mañana puede devenir;

coherente o absurdo.

O apresado en aquella libertad

de aspecto surrealista, irreal,

que eficiente concluye y nos muestra

el caudal arraigado al yo más profundo.

 

 

Me deleito con un tiempo de cama,

de persianas mediobajadas

y cortinas semicorridas.

Un tiempo donde desatamos deseos

y salvajemente desnudos,

traviesamente indecentes,

no ofrecemos con ganas

el licor de nuestros cuerpos.

 

 

No me arrepienta de mucho,

cuando girando mi vista

retroceda pudiendo ver;

detalles que se acercaron

para ser gozo y saber.

Y por ciego o inexperto,

no extraje de ellos provecho,

saltando los desprecié.

 

 

   ***   ***

 

 

Viva la vida:

la vida extensa;

¡a cada instante

aproveche ésta!

 

 

No desperdicie

sus alimentos;

la fe en amigos,

charla sincera.

Buena comida

de almuerzo y cena.

Ni el olfateo

de húmeda hierba,

cuando el rocío

del alba impregna.

 

 

318-omu G.S. (Bcn-2012)