Ernesto Spinosa

EXILIO

En el mar está la sal

el condimento de mis días

la inspiración precisa.

 

Hasta que sus olas regresen

a empapar mi cuerpo de besos

a azotar la costa con la punta de su lengua,

la arena será mi guarida invernal.

 

Bajo su piel bronceada

mi humanidad indefensa

en un útero de madre,

evitará ser víctima inocente

del holocausto de su ausencia.

 

Mi corazón no pronunciará palabra,

mis ojos cerrarán sus persianas

no habrá lágrimas de tristeza,

en ese lugar no habrá tiempo perdido.

 

  Hasta que la marea crezca

limpiando las huellas de soledad,

mi exilio no acabará hasta una caricia.