bernardo cortes vicencio

KAREN

 

 He vivido bajo la raíz de tu sombra

 nudo deseo de mis ojos

casi, casi fuera del milímetro mar de tus manos

de estas manos vacías

para nombrarte con mi saliva seca

                                                        niña

 la espalda de un deseo amamantado

la  ternura  de amor desde lejos.

 

Le invento criaturas a mi poema, niña

el solsticio que florece en tu pelo

los  momentos perdidos que ignoré de tu vida

guardándola en este hueco de páginas

indicios  del   corazón.

 

Presentimientos que se estancaron en el silencio

 cerrados por la pared de los años

y se volvieron palabras a través de los muros

cuando abriste la antigua puerta

                                                 de mi terquedad.

 

Y los escombros de tu luz

se hicieron sustancia de miel

por encima de tu nube de agua dulce.

 

Y llegaste con un copo de aire a tientas

con el murmullo azul

con el siseo silvestre que rezongaba la cinta asfáltica

 esmaltado en la copa lenta de los ruidos:

                                                                     Karen.

 

Hoy  secreteo la  tibieza  de tu voz

que sigilosa  camina  al borde de mis labios

y se detiene en el hilo espacioso  de la palabra

 iluminando la intimidad de mi alma.

 

Afuera: en la calle,  éste hombre te mira sentado

desde la esquina de los años

con el mutismo reflejo

que sostiene la vela.

 

Salmo de piedra

se me hizo en los labios

 la penumbra aletargada del tiempo.

 

                                                                             Bernardo Cortés Vicencio 

                                                                             Papantla Ver, México