CharlotteWeasley

Carta de despedida

22 Marzo del 2009           6:26 p.m.

 

Siento un suspiro atascado en el pecho y parece que hasta el cielo está de mi tono: gris.

 

Creo que percibe mi tristeza y me acompaña, haciéndome sentir comprendida, pero a la vez me pone mucho más escenario para pensar y pensar...

 

Sé que tengo muchas cosas por hacer, sin embargo me faltan las ganas, sólo quiero sentir y escribir.

 

Por eso me encuentro aquí, encima de mi cama sin tender, escuchando como truenan las burbujas de la pecera al llegar a la superficie; haciendo el recuento de las fotografías (momentos) que he vivido en estos últimos meses.

 

He estado pasando una a una las hojas que los contienen, o al menos parte de ellas y cada una me grita tu nombre, me lanza un instante vivido a tu lado y el montón de sensaciones que los acompañan.

 

Siendo sincera, las "despedidas" nunca fueron mi materia favorita en la escuela, siempre las reprobé, aún aunque entregara mucho de mí.

 

Todavía ahora no me salen, no las comprendo, las aborrezco, aunque pueda recitar de memoria la teoría, como te aprendes las tablas de multiplicar, con sonsonetito y todo.

 

Creo que en estos días voy a aplicar un nuevo examen de esa odiosa materia, lo que no me gusta es tener que practicarlo contigo, preferiría volver a reprobarlo una y otra vez.

 

Pero no se puede, te digo, me lo sé de memoria: "los caminos de las personas se separan", me lo han explicado muchas veces...

 

¿Sabes lo mucho que voy a extrañarte?, ¿podrás imaginarlo aunque lo diga?

 

Te fui queriendo de a poco, casi sin percibirlo, como sutilmente va amaneciendo y sin darte cuenta ya vives otro día.

 

Siento que llegaste en un momento crucial de mi vida, en el que muchas cosas comenzaron a transformarse, y fuiste (eres) parte importante de la metamorfosis.

 

Voy a extrañar tantísimas cosas de ti y acostumbrarme me va a llevar tiempo, anhelaré el brillo de tus pupilas reflejándose en las mías, tu sonrisa cálida y sincera que borraba las preocupaciones por segundos... o más, si era de larga duración.

 

Extrañaré tus labios y verlos moverse al confesar cosas importantes, el roce de la piel de tus manos con las mías, tu cabeza en mi hombro y la mía en el tuyo, el saludo de todas las mañanas, tu risa contagiosa, tu aroma y las muecas que me hacías.

 

Quizás se me estén pasando muchas cosas de las que me daré cuenta en su momento, pero justo es decir también que de ti tengo una burbuja, donde fui depositando todas las cosas buenas que aprendí de tu presencia en mi vida.

 

Me dejas la firme voluntad de esforzarme, de poner todo de mí en una relación que vale la pena, aunque cueste luchar con las tendencias contrarias.

 

Me dejas la ventana abierta para seguir asomándome a un paisaje de mí misma que no conocía, que me ha sorprendido y me ha gustado bastante.

 

Me dejas el dulce sabor de haber probado nuevos sentimientos, de descubrirme queriendo de una manera diferente, más libre, más sensata y madura.

 

El hecho de conocerte me entregó la llave para explorarme a mí misma a partir de tu posición, y las palabras conocidas en este mundo no me alcanzarían para poder trasmitirlo.

 

No me queda nada más que agradecerte por aquello que me diste quizás sin darte cuenta y desearte que en algún punto de tu camino, el universo te retribuya.

 

Hasta la próxima...