Alejandrina

BUSCAMOS

Tus manos me buscan,

sostienen mi nombre y

hojean las acuosas laminas

bajo estos, mis cansados párpados,

diminutos cristales tiritan en sus palmas.

Mis manos, apuran la fragancia

espigada en tus cabellos,

buscamos con premura, encontrar

la salida de este campo desierto.

 

Lentamente  despierta un rebullir 

de vida en las arterias,

retornan en bandada los pájaros de fuego,

pequeñas palomas que en el pecho ya se inflaman,

también tú pecho es una sola llamarada

que enerva mi espina hasta encontrar 

el nidal de los relámpagos.

 

Huye el cendal de las sombras, estallan,

por detrás de estos carbones  incendiados.

Nos buscamos, para sentir como late

bajo nuestra piel la tierra negra,

para sacudir la adolescente cabellera de los hualles,

y encontrar, en tus ojos amor ...

la precipitación después de la tormenta,

semillas de araucaria en la retina 

rasgando con los dedos las costras del pasado.

Y sentir en el pecho, muy unidos,

ese cause que aún canta

el lamento abandonado del labriego.

 

Alejandrina.