Le sobran melodías tristes al jardín,
crujir de hojas secas, el zumbido del viento,
Y algún monótono bullicio del silencio…
Sobre las frías noches de invierno,
observo en la ventana a la luna escarlata
Alumbrar el camino curvo que se pierde
Justo en el quiebre detrás de los matorrales,
Empaña mi aliento mi reflejo en el cristal
Y tu recuerdo me invade la memoria,
Aporreándome el alma de tristezas melodiosas,
Haciéndose eco de románticas nostalgias,
me parece verte en tus caminatas de verano
paseando, silbando, pateando piedras,
Pero desapareces pronto tras una lágrima fugitiva,
hay un poema que suena en el viejo piano
con acordes de un tango bohémico
y en un acto esquizofrénico me abrazo al cortinado
me pongo a bailar con mi loca soledad,
que no debe haber un tango que no se pueda bailar
mientras lanzo hacia la sala una tétrica sonrisa,
pero un dolor conocido se retuerce dentro mio
y la realidad me empuja hacia tu vacío,
que tendrá tu vacío, que no me deja olvidarte,
recreando tu ausencia en cada espacio,
sobre la cama, en la silla, frente al espejo,
en la ventana o sentado al piano,
pero de todos estos lugares inanimados
es en el jardín donde mas te haces recuerdo
sembrando a menudo mis locas tristezas.