Antonio B.

Érase una vez.

 Érase una vez,

una tierra de prosperas promesas,

lugar de calidez y bien estar,

un lugar, de mascaras y caretas,

érase una vez,

una tierra.

 

 

Y cada noche me pregunto.

 

 

¿Y mañana?

 

 

Sin cálculo ni idea,

y con dudas, para mí nuevas,

deambulo

entre sonoras pesadillas que me atormentan,

ante la incapacidad de darles la vuelta,

de presentarme erguido sobre ellas,

de encontrar un punto y final.

 

 

Perdices de plásticos reciclados,

ingestas románticas de cuentos olvidados,

si era antes tan fácil, sin la carne y su sangre no han variado…

 

 

Y cada noche me pregunto.

 

 

¿Dónde hemos fallado?