Víctor Callirgos

Vine a Buscarte

Vine a buscarte extendidas las manos

ansiando amoroso tocarte de nuevo,

porque tuve sueños de tu cuerpo terso

y sentí amarte como amé hace tiempo.

 

Vine a buscarte recorriendo playas, 

recorriendo astros de luz delicada,

recorriendo prados de exóticas flores,

recorriendo el cielo con la mirada.

 

Y, ¡Qué feliz de llegar a tu lado!

de sentir tu amada presencia,

de contemplar tus ojos serenos, 

de ahogarte toda en el mar de los míos,

y así comprendas cuánto he sufrido

tan lejos de ti...cariño, bien mío.

 

Hubo noches oscuras y silentes

y en algún momento de aquel retiro

sentí sobre mis hombros suavemente

posadas las manos de la muerte.

 

Pero fue tu amor inexorable

quien sembró rosas en el alma mía,

fue tu amor que se hizo sandalias

para cubrir mis pies en el camino.

 

Y fue tu voz, amada y suave...

tu dulce voz me atrajo a ti de nuevo,

como el polluelo hace volver al ave

cuando este pía sin consuelo.

 

Gracias, pues, mujer querida

por tu voz, por tu mirada;

porque has quedado sin nada

por esperarme toda la vida.