tinchoborges

El Trovador

Fresca mañana de Sol, y tu cuerpo ahí, yo lo amo.

 Lo amé porque el tiempo pasó y nos distanció. Pero a veces el tiempo es tan flexible que el presente se convierte en un puente hacia el pasado.

Ternura de besar, de besarte y besarnos, de besar la oscura hambre que alguna vez nos acechó. ¿Hambre de pasión? ¿De dolor? Nunca responderé afirmativamente a nada, porque la duda siempre me invadió. Una sola vez estuve seguro, tan seguro de matarte que no te maté.

Prometo nunca más dejarte desangrar. Ya casi nos cuesta revivir cada momento, cada imagen, en tus ojos veo lluvia pasadas, que mojan tus ideas y nublan tus sentimientos, y me siento impotente, nada podré hacer, pues ya la niebla me cubre a mí y me traslada al lugar más recóndito de mi alma.

Veo allí el mundo, tergiversada mi visión por el más grueso cristal, quiero volver, quizás mis lágrimas se vuelvan río y quizás mi nado me lleve de vuelta a donde realmente quiero estar. Es tan cruel extrañarte, es tan cruel caer en manos del Azar, él me lleva donde quiere, siempre lejos de vos…

Quisiera olerte el pelo, decirte que soy tuyo, acariciar tu oreja con mis besos más profundos. Te amo tanto y no puedo esperarte. ¿Qué haré en mi eterna soledad?

El poema más largo pensaré, el poema eterno, y caminaré las tierras que no tienen lógica, las tierras sin dueño, y millones de historias contaré, pues prisionero del amor seré por el resto de mi vida.

Desafié a los cielos al convertir a mi amada diosa en una mortal, ahora los dioses me harán inmortal a mí. Y pasarán los años y no recordaré ni mi nombre.

Así vagaré eternamente, mi rostro se perderá en el olvido de los mortales, y vivo seguiré por el recuerdo más hermoso, por tu recuerdo, a pesar de mi desgracia jamás sucumbiré ante la muerte, pues tu amor me hizo tan fuerte que caí en la debilidad. La debilidad misma de los dioses y los titanes.