Hugo Emilio Ocanto

Un amor que no pudo ser

Si pudiese volver a tenerte

entre mis brazos, renacería

en mí la esperanza.

Hoy cumples años.

¡Cuánto tiempo ha pasado

desde el día que nos conocimos!

Muchos...pero el destino hay que aceptarlo

tal cual como la vida

nos lo depara.

Y pensar que estuvimos a punto

de unir nuestras vidas...

Pero no pudo ser.

Y una culpa quedó clavada

en mi corazón.

La culpa de no aceptar

ciertas reglas de la vida,

del destino, de la gente,

de tu madre.

No quise ser un dominado.

Decidí lo que decidí.

Alejarme, mintiéndote.

Poniendo un pretexto por orgullo,

por indecisión.

Pero yo te amaba.

Pasó que no quería  aceptar

la realidad de lo real.

Trasladarme, dejar mi ciudad.

Mi madre... dejarla...

¡Qué estúpido fui!

Me quedé con el alma vacía.

Con cargos, con dolor.

Con la  angustia de no poder recuperarte.

Nos dimos el adiós para siempre.

Y tú después, te casaste .

Con ese otro.

Me mandaron de intermediario

a ese hombre, tu suegro.

A hacerme firmar un documento,

en el cual yo transfería

todo lo que había adquirido

con tanto esfuerzo.

Me dijiste que era por los años perdidos,

¿y los míos?

¿Debemos decir que perdimos

tiempo cuando realmente nos amábamos?

Tomé la decisión de separarnos

porque no aceptaba dejar mi ciudad.

Mis gentes. ¿cómo perdí tanto en lo material

al haber aceptado con una firma

en " regalarte todo por tu tiempo perdido?

No se por qué estoy recordando

esto después de tantos años...

¿Será por mi soledad,

por mi angustia, por no lograr

mis ideales, mis sueños?...

No lo se. Solo se que hoy siento

mucha pena, mucha bronca por algo

que no pudo concretarse.

Nuestro amor, nuestra unión...

estás con otro, y yo...solo.

Con esperanzas y con derrotas internas.

Tratando de amar y ser amado.

Pero a veces, es tan difícil

encontrar el verdadero amor...

Y tengo tanto para dar...

Me siento solo y angustiado.

Pero tengo fe que llegará

la luz del Señor, y que mi vida cambiará.

No se puede estar solo en la vida.

Paz... quiero paz.

Confiar en la gente, en mis semejantes.

En mis amigos, a los cuales tanto necesito.

Pero a veces, ellos no me tienen en cuenta.

Me olvidan, y también por ello

me siento culpable.

Culpable de presencias, de amor, de triunfos.

¡Ayúdame Señor!...

Tú que desde allá arriba

todo miras, todo observas...

acompáñame a encontrar la dicha perdida.

Acompáñanos Señor.

Dame fuerzas para aceptar todo esto.

En ti confío mi Dios.

¡Cuánto todos debemos amarte!...

Me sujeto al rosario, y rezo.

Padre, te pido por nosotros,

el mundo todo. Amor y paz.

¡Y tantas otras cosas!...

No puedo más...

¡Adelante, con Fe, con Fe, me digo!...

Debo continuar, aceptar, estoy seguro que Dios

y mis semejantes me ayudarán.

En ellos confío.

Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 05/11/2012)