Víctor Callirgos

Qué seas feliz

Tu sonrisa de dulzura infinita,

dónde está pequeña diosa;

aquella que se confundía

con tu mirada

aún más dulcísima y hermosa.

 

Ahora que los tiempos terminan

y el celeste amanecer yace perdido,

ahora que los días del amor virgen

se dirigen a morir al camposanto

del olvido y la añoranza...¿Dime dónde?

 

Cada tarde me asomo a la ventana,

justo cuando el sol naranja se esconde

y pregunto en silencio si vendrás mañana

y nunca nadie a mi inquietud responde.

 

¿Qué será de ti?...

sólo espero que seas feliz,

que nunca la tristeza asome a tu rostro

ni menos el llanto inunde tus ojos.

 

¿Qué será de ti?...

¡Oh! Si el destino guarda

para ti algún dolor,

que lo agregue a mi vida,

porque aún te quiero mucho;

demasiado mi amor.

 

Qué seas feliz,

qué tengas mucha suerte;

qué seas feliz

aun si es posible

más allá de la muerte.