Ramón Bonachí

LA CASTAÑERA

estás sentada
perdiendo tu identidad,
luchando por salvar
lo que cuesta mantener,
la tradición.



Cada 31 de octubre,
en el triste rincón
de la vieja esquina ,
ofreces a tu gente
lo mismo de siempre.
calor y comida.



Tus viejos guantes,
cuidan tus manos
marchitas por el tiempo,
con el mismo pañuelo
del año pasado,
te proteges  del fuego
recogiéndote el pelo.



Que bella estas
con tu fiel delantal,
entre el calor del boniato
y el olor a  castaña asada,
pero halloween  llega
con su ejército de brujas
implantando su poder,
destrozando tu fiesta
el día de todos los Santos.



Se cuelan el caramelo
entre la castaña y el boniato,
el disfraz grotesco,
se apodera de la calle
reemplazando tu figura,
se muere la tradición
por una calabaza sin corazón.



Un día alguien dirá,
como echo de menos
aquella castañera,
que cada 31 de octubre
aparecía en la esquina,
vendiendo calor y comida
en la noche fría.