joaquin Méndez

Su boca era fuego.

Hacia tanto tiempo que no la veía, Y esa
Noche estaba allí, si, allí, ante mis ojos.
Estaba tan hermosa como siempre
El mismo semblante alegre y risueño,
La misma mirada fascinadora y dulce.
Sus labios carnosos, sensuales y deseados.
 
Su cuerpo, era el de toda una modelo.
Alta, delgada, pero con un buen culo,
Y unas buenas tetas, tetas,  que querían
Romper la blusa amarilla limón  que cubrían
Sus atributos, de una hembra indomable.
Hembra que yo, avía conocido algunos años atrás.
 
Sus piernas largas, enfundadas en un
Pantalón blanco que las moldeaban como
Esculturas, esculpidas, por en mejor escultor.
 
Me parecía un sueño, pero la tenía entre,
Mis brazos, con sus duros pechos pegados
A los míos como queriendo agujerear,
Mi pecho, que repetía los latidos de mí
Corazón, dislocado por la emoción y el deseo.
 
¡Dios mío!...tanto tiempo deseándola, y ahora
La tenía atrapada por la fina cintura pegada
A mí, como una ostra…se pega a las rocas.
 
Sentí como su corazón retumbaba en su pecho,
Ella también estaba deseosa de mis caricias
Esas caricias que nunca tuvimos por la distancia
Que se interponía entre su marido y nuestro amor.
 
-Hola Joaquín ¿qué tal? Me dijo mientras me
Besaba en la mejilla.
Bien, Carlota, bien, y ahora mejor que nunca,
Mi querida y adorada amiga…ahora mejor…
Le mire los labios y no sé cómo pude aguantar
Sin comerle aquella atrayente y golosa  boca.
 
-¿Por qué, ahora mejor? Pregunto ella, con una
Sonrisa, que hizo que me sonrojara de timidez.
Por tenerte as tan cerca, lo avía deseado tanto,
Que pensé que nunca llegaría este momento.
 
Ella me miro fijamente, y fue cuando me dio
el premio que yo, tanto,  avía deseado.
 
Su boca era fuego, cuando sus labios besaron
Los míos, mis piernas temblaron y se aflojaron
Como las de un niño cuando comienza a andar.
La bese con rabia, con locura con tantas ganas
Que ella soltó un hay, y  mordió mis labios que
Sangraron, pero sin sentir ningún dolor.
 
No sé lo que duro, el beso, fue Carlota la que dijo.
-Vamos a tu casa que quiero tenerte para mi solita,
y te daré todo lo que llevas deseando tantos años
Y nunca te di. Hoy…hoy, lo tendrás todo amor mío,
Hoy me tendrás a mí en cuerpo y alma por dentro
Y por fuera, toda,  toda seré tuya, hasta mi sangre.
 
Y así fue, como al llegar a mi casa nos entregamos
Sin reservas, calmando nuestros deseos, de  tantos
Años esperando, que su marido le diera la anulación
De su sacrificado y desgraciado matrimonio.
Ahora, comenzaba, una nueva vida, para los dos duerpos
convertidos en uno solo.

Autor Joaquín Méndez.
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01/11/2012 9:54:33.