alexei

TRANQUILA NOCHE.

Llega tranquila la noche, clara, cálida, el cielo, 
Entre despejado y brumoso, con el viento sereno,
Mientras las libélulas, con su monótono andar,
Transportan las huestes a su destino, solo, fortuito;
Con lentitud, se oye el avanzar del reloj, tenso,

El ambiente, por dentro del ser, que ya se previene,
Abajo solo se divisa, la sierra, que con relieves,
Cambiantes, peligrosos cantiles, bosques apiñados,
La sangre se agolpa, al acercarse a su ministerio.

Momentos en que la mente, llena de adrenalina, clama,
Por momentos, (que por siempre viven…) nacen,
De lo más profundo, que con las gotas purpuras vertidas,
A través del pasado, riegan el jardín interno (alma),
Que no deja de luchar, para no perderse en el abandono,
Provocado en la tormenta, que se desarrolla, negra,
Que por partida, se queda en uno, en todo, como pesadilla,
Y sueña, despierta, que pronto el horizonte se torne,
Se abrillante, con esa primavera, que a la vera nace.

Y solo entonces brota el grito, que con esperanza, ve el hoy,
Que por mucha distancia, entre los segundos, ya llega,
Y en la lejanía, entre el cielo, entre el mar, en las olas crecidas,
Por las brisas marinas, que refrescan, allane la farfulla,
La letrilla, de tu corazón, que me envía consuelo, me enamora,
Y en un compas, - que brota- , como manantial, (entre),
Los mundos disímbolos, en que el ser, por destino se conlleva,
Y gracias a la caricia, que me regala, los pétalos finos,
Que se convierten tus dedos, a la pauta de tus latidos marcados,
Con el amor congénito, que desde el cielo, nos indica.