Martin Ruiz Diaz Diaz

Fortaleza.

Choqué y me hicieron chocar muchas veces ante un muro,

aún así no derramé ni una lágrima...

Pero eso no me hizo más fuerte.

Lo que me fortaleció siempre fue que sabía que Dios nunca me abandonaría.


Dios es mi Comandante

y yo su fiel combatiente.