Sara (Bar literario)

Viernes

 

 

El día es un mosquito caminando

en la silueta arrugada de una bujía

cuya luz esculpe las manos reumáticas

hilando golondrinas sobre los rieles

alquilados en las maletas de cualquier paisaje

 

No hago comas para separar el ayer

traqueteando en mis rodillas flexionadas,

del ahora, empapelado en las sonrisas

moribundas de una alcancía rota.

 

No hago méritos para robarme el pulso

la mariposa gesticulando en el vientre

el temblor vergonzoso en las aletas nasales

su insomnio esculpiendo mis ojos de peces


 

No, no hago nada, me basta con verlo

palpitar mi miedo en su cuello omnipresente

rascarme dos poemas, alargarme en el abrazo

murmurar un te quiero mientras me grito fracaso

para atormentar la almohada con mi obnubilado

Tiempo, abochornado de potenciales hiatos


 

Me voy arrastrando el colmo en el baile de un tango

alejando la soledad en la empatía fraternal de una botella

                                                                          retozando el obsoleto amuleto de mi matinal cuento

                                                                             subyugado a las raíces subjuntivas de una cabeza imaginaria     

 

 

Todo para fantasear el modo imperativo de un beso bisiesto

presagiado en las inferiores pieles de la suerte de un conejo.