Frances Villa

Fotografías

Cada que miro una fotografía tuya, me digo: ¡tan injusta es la vida!

Toda esperanza yace en el recuerdo de unos ojos que nos miran. Toda oportunidad desaparece como el aire que en la mañana refresca el polvo de los sueños. Ya todo se ha perdido, al igual que tu sonrisa en los tiempos del recuerdo.

Cada que miro tu fotografía, recuerdo cuan tonta es mi vida.

Tu por los aires de mar lejano, yo por las playas del olvido de tus ojos que no me miran. Tu por la senda de la misma eternidad de alegrías, yo por los desiertos de unas voces que me dictan: olvídala! Cuan injusta es la vida!

Cada que miro su fotografía me pregunto: ¿por qué es que no pudo ser mía?

Desearía odiar a los días y a las mismas fotografías, pero recuerdo aquellos días en que como “amiga” me hacías compañía en nuestras conversaciones intermitentes de telefonía. Y es que cada que miro alguna fotografía tuya, de la mano vas con unas manos que no son mías.

Cada que miro una fotografía tuya, me digo: ¡cuan injusta es la vida!