ese cofre vacío, que adorna al reflejo
mareado y descabellante, sin muelas de juicio
con ojos en nocturna noche
y ramos de floripondios florecidos
ahí en el puerto de los monos
lleno de muchas burlas
por lo oscuro
por lo invencible
por lo voladizo
de lo que encierra el alma
por no saber del alivio
la cerradura, de la que perdemos la llave
esa bulla de ratas muertas
con el vidrio partido
donde el viento va perdido
pero hay un circo loco
y misteriosos pasillos
llegan al río, llegan al río
espían a la muchacha
linda
sonriente
y con boca rica
esa muchacha, de los sueños
que va coleccionando tripas
ese dueño sin rostro
que nunca pierde la esperanza
ese que muerde la manzana
se entrega a la ignorancia
y respaldado por la parodia
de una vida en la demencia
se atora y se seca su garganta
por ese jugo que mas y mas lo mata
si algún día encuentras algo de el
quisiera que lo hicieras saber