Lu-na

El mago y el bosque; Un amor que no fue real.

Qué tristeza, que se nos valla la vida escondiendo nuestros deseos, ocultando nuestras pasiones, amando en silencio.

 

 

Existió un mago enamorado del bosque, y el bosque le amaba igual, ¡Qué improbable! ¡Qué locura! Ellos no saben amar.

 

 

Y fue verdad.

 

 

No fueron como el sol y la luna, que se buscan, que se encuentran a pesar de estar destinados a  distancia y solo un rencuentro lejano, solo una caricia de segundos y un asta pronto casi eterno,  entre el mago y el bosque no se crearon vellos encuentros, no supieron luchar. El amor se les escapo entre sus árboles y su magia, y no llego nunca a ser real. Pequeños inseguros, no supieron madurar.

 

 

El mago escuchaba relatos de duendes y hadas que le adornaban y danzaban sin parar, solo le apreciaba como un cuento que al final solo se ha de cerrar, que se olvida y no se vuelve a leer jamás. El mago veía vida en el, como en el mar, y le comparaba con la mujer que no existió jamás, su aroma le atraía como al pescador el mar.

 

 

El mago lo estudiaba, lo sentía, lo admiraba, le perseguía y le amaba sin saber cómo amarle, sin saberle hablar, como el hombre que encuentra la pieza final, la búsqueda fue tan exquisita que teme terminar de armar… El mago temía hablarle y perderle sin más.  

 

 

El bosque solo esperaba verlo entrar, y quedarse, esperaba por él, le amaba desde siempre, y le amaría hasta el final.

 

 

El bosque le veía envejecer a lo lejos, el mago lo escuchaba en silencio, uno al otro se extrañaban sin estar, se amaban sin intentar, se creyeron la historia de que los humanos son humanos y solo juegan amar, el mago no se creía enamorado, sentía que del bosque solo buscaba su paz… Y el bosque, no le podía hablar.

 

 

Y comenzó a dejar de latir…

 

 

El mago sintió gran dolor en el alma al verlo poco a poco morir, y le hablo… Susurro a su oído agonizante un te amo, no te puedes ir, no sin mí.  

 

 

El bosque poco a poco se marchito y el mago solo lloro, quizá sus lagrimas le devolvieran la vida, quizá no era demasiado tarde, quizá, el amor, no es solo de humanos, el mago solo pensó…

 

 

Quizá…

 

 

El bosque también me amo. ¿Por qué no le supe amar?