CARLOS ALBERTO BADARACCO

EL CORAJE DE NACER

 

 

Entre cerros y valles mi madre me dio a luz,

arrancó de cada hierba un agónico desvelo;

se revolcó entre las matas con el dolor de aquel parto,

y yo nacía muy débil como negándome a la vida.

 

En el remanso de aquel río bebí de su teta sagrada,

aquel calostro amarillo que arrullaba mi vientre.

Me tocó con sus manos acariciando mis nalgas

y abrazando mi cuerpo me llenó de ternura santa.

 

“Mira el sol naciente, las nubes andar el cielo,

siente el frescor del alba, aspira el aroma a tierra,

haz nacido a la vida, donde la lucha se llama fuerza

necesitas para ello poner tu pecho y tu franca alegría”

 

“No puedes morirte ahora, cuando hay tanto sabor a vida

en cada torrente de agua, hay energía y pureza;

hay también en los llanos frescuras de tibios cielos

y con cada sabor a campo nutrirás tu fuerza de hombre”

 

“Alza pues tu voz temprana, el llanto de una vida nueva,

aspira ese néctar puro que nace de la madrugada

bendice niño querido cada minuto del alba,

y lánzate como un ave en vuelo con un grito de sano albedrío".

 

“Elévate hijo  bendito, ponle un gorjeo nuevo

a este eterno valor del alma,

haz nacido hijo adorado, con esa luz que viene del cielo

y tu sello será una huella que se extienda por el mundo entero”

 

“Yo te daré el calor para nutrir esos tiernos años

luego podrás vencer con trabajo las antinomias del tiempo;

Será como una aventura, una existencia tan plena,

coraje, arrojo y audacia para enfrentarte a la vida.

 

CARLOS A. BADARACCO

2/10/12

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