Es preciso no decirle nada
al alba cuando acaba de soñarte
o despertar en palabras, si aquellas, silencio
que el mismo, sólo para aquella herida..
A la herida, mira, la noche le agrada
y suele perderse en palabras
perdidas o al vuelo, de un viento sin verjas
de las soledades que sangran y sangran..
Y derramadas las gotas de más
en la inmensa cuestión alumbrada
por el festín de la renuncia exacta
ya será un despertar a gritos..
Y es preciso no decirle nada
al alma cuando acaba de soñarse
si además es un único cuerpo al final
y un oido infinito..
más, es preciso imprecisar, quizás
para nuestras estrellas
que no hallan el cielo del resto del mar
que hacia dentro van muertas...