Elida Isabel Gimenez Toscanini

NUESTRO NIDO VACÍO

Nuestro nido vacío

 

La palta  en silencio

 

con su  tronco añoso,

 

desnudas sus ramas,

 

día a día agonizan.

 

Apenas son palo, 

 

En que algunas palomas

 

descansan o anidan

 

Las paredes blancas,

 

La casa vacía,

 

Parece un mudo testigo.

 

Rincones que guardan

 

murmullos, gritos de niños,

 

besos y encuentros furtivos.

 

Secretos de amores tempranos.

 

Nuestro nido vacío,

 

los niños han crecido.

 

En busca de sueños

 

partieron, se han ido.

 

Aquellos chiquillos,

 

bochincheros lindos,

 

llenaban la casa,

 

se encendía la vida.

 

Sus risas, su pasos

 

retumban a veces,

 

cuando la memoria

 

evoca las tardes,

 

gambetas,  pelotas

 

que surcan el césped,

 

o caen al patio vecino

 

Clavos, maderas,

 

golpes de martillo,

 

manitos inquietas,

 

la casita construían.

 

Tupidas sus ramas

 

La palta de sombra

 

el jardín pintaba.

 

El zorzal con su canto

 

las mañanas entonaba.

 

Eran otros tiempos,

 

Aromas de infancia

 

 de dulces sabores

 

sube y baja, toboganes,

 

atardeceres de plaza.  

 

Saciado de  alegría,

 

el nido repleto trinaba

 

Elida I. Gimenez Toscanini