Joseph Mercier García

LA MIRADA DE UNA MUJER

Dos luceros, dos soles, dos rubíes.

Esa mirada que lo dice todo.

y al tiempo no dice nada,

que guarda secretos y luces.

 

Que le dediquen tapices,

que le compongan canciones,

que mueran por ella,

que suspiren alientos de amor.

que estremezca a hombres,

a poetas, niños y dioses.

 

Nada, nunca, por siempre más bello

que la mirada de una mujer.

Dulce en esencia, profunda

como un atardecer pintado,

Brillante como un sol sin sombra.

Perfecta como la sal.

¡Ay! Quién pudiera robar

la mirada de una mujer amada.

Quién pudiera poseerla

un instante.

Qué bella. Qué tierna.

Cuántos vivirán por ella.

Cuántos morirán.

Y ella eterna los seguirá hechizando.