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TUS CARICIAS

Te juro que trato

indefinidamente de

separar tus caricias

de mi cuerpo,

y no hablo de las

que austeramente

me diste,

sino de las que

aún te tengo

guardadas.

 

Me son ajenas

porque aunque

sigan estancadas

conmigo,

no me pertenecen

pues siempre

han sido tuyas;

llevan grabadas

tu nombre.

 

Aplaudo,

golpeo al aire,

muerdo mis dedos

y ni con agua hirviendo

se me salen.

 

Córtame las manos,

llévatelas

y haz con ellas

un nido en el

árbol de tus tentaciones.

 

De que me sirven a mí

si jamás he de volver

 a sentirte,

ni he de aprender

a tocar de otra

 manera

como aprendí

a hacerlo

 contigo.