Caro Cosentino

Tu dulce sueño

Para que concilies tu sueño en mis brazos,

niña,

Dios a ocultado de la luna

su pálida luz a tu vista.

Vistió a la noche de luto profundo

y en un silencio infinito apagó las estrellas,

los llantos,

los gritos.

Para que tu duermas, niña,

esta noche,

ha callado Dios hasta el chirriar de los grillos;

dijo - ¡Para!...

y el viento detuvo obediente

su marcha en el camino,

dijo - ¡Toma!...

y te regaló su eterna paz

en un sueño divino.

Para que descanses, hija,

esta noche,

Dios se ha vuelto uno conmigo.

Él es siempre mi conciencia y despertar,

y yo por Él,

las manos que te cubren del frío.

Dios ha cesado esta noche, por tí,

el correr del agua de los ríos,

y ha detenido las horas

para extasiarse dulcemente,

en el futuro que mañana te espera

en el mundo que gracias a tí

renace con brillo.


Carolina Cosentino