Jesús Lantigua

DESNUDO DE MUJER.

 

La carne firme le ofrece

 

erotismo a las caderas;

 

atracción para quimeras

 

en la lujuria que crece.

 

De los glúteos aparece

 

la piel cual carnal coraza.

 

Sus muslos, hechos de braza,

 

una perfecta escultura

 

exhibiendo la moldura

 

de tan imponente raza.

 

 

El vientre desciende tenso

 

para fundirse en las piernas

 

donde le nacen mas tiernas

 

ansias del amor inmenso.

 

La pelvis concede intenso

 

encanto a su lozanía.

 

Se funde la poesía

 

de la piel con su interior;

 

metamorfosis de flor

 

en sexual anatomía.

 

 

Los pechos rozan la brisa

 

con sus pezones de fuego;

 

el cabello, es simple juego

 

acariciando la risa.

 

Los ojos se van de prisa

 

en la mirada que evoca.

 

El rosado va y le toca

 

las dos mejillas ardientes

 

y los labios son dos puentes

 

para el beso de una boca.

 

 

Toda la carne se adosa

 

a la silueta perfecta;

 

mezcla de princesa erecta

 

y levitación de diosa.

 

Hay conjugación grandiosa

 

entre cuerpo e inteligencia.

 

Hay valores, hay presencia

 

física y espiritual.

 

¡No hay otro ser tan igual!

 

¡Nada le viste de ausencia!