huertero

Relatos: el Buzón y Ella...

Una ráfaga nativa hija aborigen del cardo se despega de los postes humanos

en letras celosas, en agua salobre que bordea los cordones umbilicales.

Esencia  nativa desesperada espera emulsionada, dentro hay diapositivas,

de su propio movimiento que la lleva a la deriva en un ángulo metálico biselado.

Insolente vereda aristocrática se peina con el soplo de una ortiga desfachatada.

El  peregrino no se detiene advierte  que no posees los sellos de la pasión. 

Una húmeda pisada es arrancada de una baldosa elegante.

Petrificado  recio ciclope ya ausente de lados aguarda perturbado algún mensaje de aliento.

El sol de la mañana destapa su dispersión. Sus  huellas se perpetúan en cada amanecer. Ella abrazada al metálico sumidero esperando de allí suspiros de él.

Extrañas siluetas en torno al piso y a sus palabras disparadas a la nada… aun dan vueltas en la sutil mirada de los transeúntes...menguada mañana.. Llueve de nuevo.