eledendo

Del conocimiento

 

 

 

 

 

… nada ni nadie vino sino tu fuerza, tu relámpago, tu irrepetible don y tu alegría;

por la sed de mayo, las gotas de agua son aliento, égida y pátina solar,

reverberación del mundo;

hete, pues, y aquí, cual íntima luz,

cual caz de amor,

cual lirio;

 

¡… y parecía, parecía que nada hubiese contra el tiempo,

contra la enfermedad, contra la muerte,

o contra un pasado inhóspito y salvaje, fatal e irreversible !

 

… oh conocimiento, oh esperanza, mi flor, mi lumbre viva,

cuánto te he esperado;

con los vientos ábregos del norte te recibo.

 

 

 

 

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