ALVARO J. MARQUEZ

ARIDEZ

"Todo pasa pues de algún modo,/ la vida es historia aún no contada./ Felices vivimos a punto de todo/ o tristemente a punto de nada".


Unos besos que ya no llegan a ninguna parte,

un desnudo artístico que ha dejado de ser arte,

una mirada transmisora que ya nada transmite.

Un bello sueño que se disipa y deja de ser tal,

un poema que iba bien pero termina muy mal

y no se arregla aunque miles de veces lo edite.

 

Un camino que te lleva y que ahora te pierde,

una flor marchita que no hace que te recuerde,

una canción que tanto resonaba y ya no suena.

Una luz que de pronto oscuridad se nos volvió.

Un corazón que un día con mucha alegría latió

y que hoy simplemente no puede con su pena.

 

Una piel ultra sensible que ahora ya no siente,

unas ideas que estaban y no están en mi mente,

un día que nadie sabe por qué nunca amaneció.

Una despedida con sus más tristes ingredientes,

aquellos pájaros tan bulliciosos y ahora silentes,

bajo un cielo que se les abría y ya se les cerró.

 

Una mano que se tendía y que ahora se esconde,

una sonrisa que todos ubicaban y ahora ¿dónde?

Un perdón que debe concederse y no se concede.

Un viento fuerte entre vientos que vienen y van,

que antes soplaba como un verdadero huracán

y ahora es anciana brisa que ya ni soplar puede.

 

Un paisaje hermoso que ya no es aquello que era,

un poeta que escribía y no encuentra la manera

de hacer que salgan como antes todos sus versos.

Un alma que no brilla y que perdió su esencia,

un cuerpo que cae y va perdiendo su resistencia

para hacerse inmune a los momentos adversos.

 

Unas letras que se borran y ya poca gente las lee,

una verdad dicha a gritos y que casi nadie la cree

una mentira que irónicamente se toma como cierta.

Un sentir que era alegría y se ha tornado tristeza,

una pesadilla, un mal sueño que justamente empieza

desde el mismo momento en que uno despierta.

 

Un “te amo” que volando del fondo del alma salía,

convertido ahora en un “te olvido”, qué ironía...

Un nombre perdido en el laberinto de la memoria.

Amor del que me ocupaba pero ya no me ocupo,

protagonista que empezaba a vivir y nunca supo

que se había terminado de pronto su historia.