norberto marin bolivar

ANHELOS

Qué bello es recordar aquel momento,

cuando iluso a la luz de tu ventana,

quedé mudo, sin voz y sin aliento;

al verte tan hermosa y tan lejana.

 

mas hoy sigo esperándote entre abrojos,

sin poderte decir que aquella tarde

te besé con el alma y con mis ojos,

y te entregué mi corazón cobarde.

 

¿Por  qué, Ángel mío.  yo que te quiero tanto,

te burlas de mi amor y mi quebranto,

y me hundes el puñal de tus reproches?

 

Ven, corazón mío, no quiero perderte;

te seguiré amando hasta la muerte

en el gélido polo de mis noches.