Víctor Callirgos

El Mejor Poema del Mundo

 

Olía a mar; el viento le besaba la tersa piel,

semejante a los jirones de una negra bandera
le desplegaba aquel su sensual cabellera;
las plateadas olas del celoso y bravío mar,
estirándose lujuriosas a besos tiernos arrancaban
de la tibia arena sus finas y donosas huellas.
El mismo sol con sus ardientes rayos
la cubría, abrazando hasta su sombra sobre la arena.
Si era mujer o ángel, el vaporoso tul confundía;
de modo que el vate extasiado exclamó:
¡Visión divina es, aunque sea mundana y terrena!
Un vagabundo que también observaba la escena;
como si una esmeralda no pareciese una gema,
tirando sobre el hombro, lo que creyó simple piedra,
hizo así de este suceso perfecto; que al poeta
amante, le fue del mundo su mejor poema.