Diaz Valero Alejandro José

Dos milagros en el jardín de la realeza (Cuento)

*** Hoy le pedí permiso al cuento infantil (género al que tanto le he escrito) para escribir mi primer cuento de amor. Aqui se los dejo... ***


En el inmenso Palacio del Rey, vivían además de él,  la Reina, un Príncipe y su princesa. La princesa era muy hermosa, incluso más que la reina y además era más sensible y cariñosa, en especial con los más necesitados y con la naturaleza.

 

Cuentan que una primavera la princesa salió una mañana soleada al jardín del palacio a contemplar su hermosura. Desde ese día no se supo más nada de ella. El rey y la reina salieron a buscarla y en su lugar hallaron una bella flor. Era una inmensa rosa roja cuyos pétalos tersos adornaban la estancia y perfumaban el ambiente.

 

Nadie sabía donde se había escondido la princesa.

 

Muchos decían que la princesa se había transformado en una rosa roja, para compartir su ternura con la naturaleza, además su vida efímera cobraba más sentido porque convertida en flor, podía fallecer tempranamente y a nadie le  extrañaría el suceso. La princesa sabía que su vida en el palacio no sería muy prolongada.

 

Cuando el Príncipe llegó al palacio, se dirigió a su recámara a encontrarse con su bella Princesa, pero no estaba. El silencio reinaba en aquel romántico lugar donde tantas horas había compartido con ella. Al notar su ausencia el príncipe salió apresurado a preguntar al Rey sobre el paradero de su Princesa.

 

-         Padre, Dónde está mi esposa?

-         No sabemos, salió al jardín y ha desaparecido

-         ¿Pero qué ha pasado?

-         Nada, solo salió al jardín y no la volvimos a ver

 

El Príncipe estaba desesperado. El Rey, para calmarlo le dijo que unos adivinos de la corte le habían dicho que la princesa se había transformado en una rosa roja, que era la que adornaba el jardín.

 

-         Pero, ¿Cómo que una Rosa Roja, se han vuelto locos?

-         No hijo, cálmate, le dijo el Rey, ellos me informaron que en el jardín habrán de ocurrir dos milagros en días consecutivos, así que sólo es cuestión de esperar al día siguiente hasta que la Rosa se convierta en Princesa nuevamente.

 

El Príncipe no podía conciliar el sueño esa noche, la ausencia de su amada le impedía dormir, hasta estuvo a punto de ir al jardín y arrancar la Rosa Roja para llevarla a su habitación; pero lo aguantó el saber que pronto ocurriría el otro milagro que le devolviera  a su esposa.

 

Así que apenas amaneció, el Príncipe se dirigió al jardín para ser él quién viera primero el milagro anunciado por los adivinos del palacio.

 

Y efectivamente el milagro ocurrió, al Príncipe no volvieron a verlo jamás; la última vez que lo vieron fue cuando salió al jardín… Y allí, entre verdes arbustos y mariposas multicolores estaban dos flores rojas entrelazadas, con sus pétalos abiertos sonriendo a la primavera. Dicen que eran el Príncipe y su Princesa, que decidieron aquella primavera perpetuar su amor convirtiéndose en flores rojas, simbolizando para siempre la ternura de dos seres, que muestran a través de sus pétalos, el mensaje de su pasión a todos los enamorados de la tierra.


Fin

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